Uno de éstos misioneros es el hermano corazonista Antonio López, que colaboró testimonialmente con la Jornada de Infancia Misionera en el año 2013. Gracias a Dios se encuentra bien, ilusionado y renovado en su entrega generosa a la vida misionera en tierras tan lejanas.
Con motivo de la Jornada del Domund 2014, envió su testimonio que reproducimos a continuación:
Testimonio del hermano Antonio López García-Nieto, con motivo
del Domund 2014:
Antonio López García-Nieto
pertenece a los Hermanos del Sagrado Corazón. Licenciado en Ciencias Religiosas
por la Universidad Pontificia de Salamanca y en Filología francesa por la
Universidad de Zaragoza, llegó con 18 años al Pacífico, en 1977. Ha ejercido su
apostolado con los niños y jóvenes en las islas de Nueva Caledonia y Uvea.
Actualmente trabaja en el Colegio Técnico y Liceo de la misión católica de
Lowanatom, situada en la isla de Tanna, al sur del archipiélago de Vanuatu
(Oceanía).
"Renace la alegría en
las islas lejanas, en los confines del mundo, en las tierras de Oceanía. Soy
misionero en la República de Vanuatu, en plena Melanesia. Llegué a estas islas
cuando tenía 18 años, como joven religioso Hermano del Sagrado Corazón. Hoy
tengo 56 años y estoy ejerciendo mi apostolado en la misión católica de
Lowanatom que se encuentra en la isla de Tanna. Mi misión es anunciar el
Evangelio especialmente entre los jóvenes por medio de la educación. Soy
profesor de lengua francesa, historia y religión, además de realizar otros
servicios en el colegio (subdirector, responsable de pastoral, enfermero,
responsable de proyectos.).
Mi vida está marcada por los
jóvenes a los que quiero con locura y a los que me entrego sin reparar en
fatigas. Esta misma semana, en el estudio de la noche que es cuando me dedico a
curar heridas y atender a los enfermos, una de mis alumnas me preguntaba:
"¿Hermano, no está cansado de todo el trabajo de este día? ¿Por qué,
además, tiene ánimo para venir a curarnos?" Yo le respondí muy sonriente:
"Esto no tiene misterio, es porque os quiero. Vosotros sois la razón de mi
vida." A lo cual, ella me respondió muy sonriente: "Nosotros también
te queremos mucho. Muchas gracias".
La alegría del Evangelio, según mi
experiencia, no consiste en pasar la vida sin tener problemas, sin tener que
superar dificultades. La alegría del Evangelio consiste en hacer todo con mucho
amor. Es poner el corazón en todo, hasta en las cosas más pequeñas. La alegría
del Evangelio consiste en sonreír aunque a veces se llore en el alma, aunque la
fatiga y el cansancio hagan acto de presencia. Como misionero educador, he
tenido y tengo que pasar por muchas dificultades tantas veces debidas a la
diferencia de cultura y de mentalidad de la sociedad melanesia en la que vivo,
a la pobreza y falta de medios para realizar mi labor, a la incomprensión y a
veces incluso al rechazo. El secreto de vivir feliz y alegre es sentirme muy
unido a Jesucristo que es el motor de mi vida, es meditar y saborear cada día
el Evangelio, es vivir en fidelidad mi consagración al Señor, es abrir mi
corazón de par en par a los jóvenes a quienes he sido enviado.
El Señor colma cada día mi
vida. ¡Cuántas veces me sorprendo a mí mismo con una oración espontánea que
brota de mi corazón alabando a Dios por todo lo que hace en mí y a través de mí
cada día, por la dicha de haber sido llamado a la vida consagrada al servicio
de los jóvenes, por haberme dado la vocación misionera, por haberme enviado a
estas islas perdidas en medio del océano Pacífico! ¡Me siento un privilegiado!
¡Cada día renace en mí la alegría y la gratitud!"
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