Ayer concluían las Jornadas Nacionales de Delegados diocesanos de Misiones y Asamblea Nacional de Directores diocesanos de las Obras Misionales Pontificias que durante esta semana han reunido a los responsables de la animación misionera en España. El tema y eje de reflexión ha sido “Cooperación espiritual: oración, primera obra misionera”.Las jornadas comenzaron el lunes por la tarde con la intervención del Presidente de la Conferencia Episcopal Española, Mons. Luis Argüello que, tras hacer un lúcido análisis de la búsqueda espiritual del mundo de hoy, en medio de la secularización, gnosticismo, individualismo y espiritualidades con minúscula, analizaba la profundidad y grandeza de la espiritualidad cristiana. Fruto del don de Dios que nos abraza, esta espiritualidad responde a la sed abismal del ser humano. “Estamos llamados a vivir según el Espíritu, pero en la carne”, una espiritualidad de encarnación, que pasa “por el trabajo, por la cultura, por el amor, por todos los lados donde se hace presente la encarnación de Jesucristo”. Cada cristiano participa en la misma misión de Cristo, que brota del encuentro con Él, con el Resucitado, “evangelizadores que oran y trabajan”. El padre Lino Herrero, de los Misioneros de Mariannhill, ejemplarizó, en el carisma de su congregación, la unión entre vida apostólica activa y espiritualidad propia de la vida monacal. Una espiritualidad que se remonta a los primeros monjes que evangelizaron la Europa de la Baja Edad Media y que es manantial para la unión de contemplación y acción de los Misioneros de Mariannhill y de quien quiera beber de ella.
El martes, 21 de mayo, el director espiritual de infancia y juventud de la archidiócesis de Madrid, Luis Melchor Sánchez, desde su propio testimonio personal, partía de su contexto familiar, juvenil y parroquial y del documento Christus vivit, del sínodo sobre los jóvenes. Antes de suscitar la inquietud misionera en los jóvenes, explicaba, “tenemos que ayudarles a abrir los ojos antes la realidad concreta que ya están viviendo, su familia, amigos, compañeros…”. Así “si tú tienes la experiencia de que Dios nunca te ha fallado, porque no proponerle al de al lado el tesoro que has encontrado”. Apuntó también a la necesidad que tienen los jóvenes de adultos que les acompañen, no que les digan los que tienen que hacer. Los mismos jóvenes en aquel sínodo hablaron de las cualidades que debían tener y que son, en sí mismas, un programa para la acercarse a ellos: que sea un auténtico cristiano; que busque la santidad; que no juzgue al escuchar; bondadoso y consciente de sí mismo; que reconozca sus límites…
Las tres jóvenes que intervinieron en la mesa redonda que siguió conmovieron a los presentes con su sencillez, aplomo y audacia a la hora de vivir la misión, como algo que cambia profundamente. Mónica Marín, de la ONG Jatari, Paola Julvé, de la Universidad Francisco de Vitoria, y Clara de Arteaga, de Jóvenes para la Misión, supieron expresar cómo la vivencia de una experiencia misionera vivida un verano o durante más tiempo y el compromiso interior asumido antes, durante y después de esta experiencia, lleva a una vivencia cristiana profunda y misionera. Tres testimonios distintos y unidos por la alegría del encuentro con el Señor.
Por la tarde, el Secretario General de la Pontificia Unión Misional, el padre Dinh Anh Nhue Nguyen, vía zoom desde Roma, explicó el mensaje del Domund de este año, muy relevante con la fase final del sínodo. Resaltó tres palabras clave del mensaje “incansable”, “banquete” y “todos”. El “Id e invitad a todos al banquete”, de Mateo 22, 9, que sirve de cuadro y lema del mensaje, recuerda el carácter escatológico – la venida del Señor – que movía la misión y vida de los primeros cristianos y que se ha vuelto, actualmente y en contraste, tan “terrenal” en la actualidad, desdibujándose esta perspectiva escatológica.
En la tarde del martes y la mañana de ayer se afrontaron diversos asuntos de interés pastoral, como la Coordinadora de Asociaciones de Laicos Misioneros (CALM), la Plataforma Supergesto, y otras instituciones vinculadas a la Comisión Episcopal para las Misiones. Hubo una hora de trabajo en grupos sobre cómo potenciar los actos de oración en las diócesis, promocionar Enfermos Misioneros y colaborar con las delegaciones de Jóvenes de las diócesis. Se presentó la Memoria de las Obras Misionales Pontificias y el ejercicio económico con las sumas puestas a disposición de la Santa Sede y que ya están saliendo directamente con destino a los territorios de misión.
Mons. Joseba Segura, Presidente de la Comisión Episcopal de Misiones, aprovechó para ponerse a disposición de todos, tras asumir recientemente la presidencia de dicha comisión, desde la cercanía y mostrando su voluntad de aprender. Por su parte el director nacional de las Obras Misionales Pontificias, José María Calderón, agradeció la labor de todos, en la común tarea de animación misionera.
FUENTE: OMPress.