Comienza en Roma la Asamblea
General Anual de las Obras Misionales Pontificias con la participación de 120
directores nacionales de los 126 países donde están establecidas. La
inauguración de dicha Asamblea ha estado a cargo del Prefecto de la
Congregación para la Evangelización de los Pueblos, Cardenal Fernando Filoni.
En su discurso a los participantes el
Cardenal se ha hecho referencia a las situaciones y lugares en los que el
anuncio del Evangelio se encuentra con mayores dificultades por las
persecuciones, la pobreza, la violencia y los conflictos entre los países.
Mons. Filoni ha señalado que:"ante estas y otras situaciones hay que ser fieles
al carisma de las Obras Misionales Pontificias, que no es sólo un exponente de
la universalidad de la Iglesia, sino también de la fraternidad de la única
familia humana. Las Obras Misionales no son universales por razones jurídicas
sino porque en la entraña de su fundación late el sentir de la universalidad".
Ha subrayado, además, no sólo el carácter
pontificio sino también el episcopal de las Obras. Esta doble dimensión de las
mismas hace posible que la Iglesia universal se haga presente en la Iglesia
local y particular. En cuanto al carácter pontifico ha recordado lo que el
documento Pastor Bonus señala sobre competencia irrenunciable que le ha sido
encomendada a la Congregación para la Evangelización de los Pueblos para
coordinar y dirigir la actividad misionera de la Iglesia y la responsabilidad
para la distribución de los subsidios económicos para atender esta actividad.
Esta dependencia no constituye una limitación a las Obras Misionales
Pontificias sino la garantía de una justa distribución y la certeza de que las
aportaciones de los fieles llegan a su destino.
La Instrucción Cooperatio Missionalis le ha
servido para situar la competencia de las Iglesias locales y de las mismas
conferencias episcopales al servicio de las Obras Misionales Pontificias. Su
carácter episcopal ni se contrapone ni es alternativa a la dimensión
pontificia. Es un único el objetivo: la difusión del Reino de Dios y de Cristo
a todas las gentes. Las Obras Misionales Pontificias son un instrumento
privilegiado en manos de los obispos para la cooperación misionera en su triple
dimensión: animación, formación y envío.
Las sesiones de trabajo posteriores a las
palabras de acogida, comenzaron con la intervención del Presidente de las Obras
Misionales Pontificias, Mons. Protase Rugambwa, recientemente nombrado para
este cargo. Después de presentarse y saludar a los participantes señaló que el
principal objetivo de estos días es compartir, intercambiar y planificar la
tarea como directores al servicio del Evangelio. Apoyándose en las palabras de
Juan Pablo II de la encíclica Redemptoris Missio, dejó claro que la misión
amplia los horizontes de la pastoral. La contemplación de los nuevos espacios
de evangelización alumbra nuevos compromisos evangelizadores. Así le sucedió a
Pablo y por eso descubrió la necesidad de la cooperación entre las Iglesias.
Las Obras Misionales son medios para
despertar la visión universal. Para ello es necesario actualizar e inculturar
el carisma de Paulina Jaricot. Recordó las recientes palabras del Papa
Francisco el 24 de abril por las que invitaba a no encerrarse en uno mismo ni
enterrar el talento recibido.
Una de las prioridades es trabajar juntos y
entre todos para que se fortalezca la principal característica de las Obras
Misionales, el apoyo a la primera evangelización. Algo sólo posible si hay una
buena planificación de los objetivos y las correspondientes actividades
encaminadas a la misión ad gentes.
Dedicó los minutos finales antes del
coloquio a enumerar los grandes problemas de carácter económico que han de
resolver la Asamblea, especialmente la Obra de San Pedro Apóstol, así como la
financiación de los Colegios Pontificios a través de la Fundación Domus
Missionalis.
Por la tarde comenzaron las sesiones de
reflexión sobre cuestiones referidas a interrogantes que los directores tienen
planteados en el ejercicio de su trabajo ordinario. Correspondió al padre Vito
del Prete la presentación de la cuestión sobre las Obras Misionales Pontificias
y su dependencia jurídica que en teoría está muy bien resuelta, especialmente
en la Instrucción Cooperatio Missionalis, pero en la práctica entraña no pocas
dificultades. Desde esta perspectiva propuso a los grupos lingüísticos la reflexión
sobre las siguientes cuestiones: El hecho de que las Obras Misionales
Pontificias sean episcopales, ¿no está disminuyendo la universalidad? Esta
dimensión episcopal puede hacer que la misión se reduzca a una visión más
particular que universal. ¿Cómo crear armonía entre la universalidad y la
particularidad? En el horizonte está la cuestión de que en las diócesis la
inmediatez de las urgencias locales impide el compromiso con la cooperación
universal. Y, por último, cómo conservar el sentido del Fondo Universal de
Solidaridad ante la demanda de ayudas particulares y locales, y ante los
argumentos favorables de que lo inmediato suscita mayor cooperación que lo
lejano y anónimo. ¿Qué cambios habría que hacer para lograr esta
complementariedad? La reflexión sobre estos interrogantes centró el trabajo en
grupos que llevaron a cabo los participantes durante la tarde. El fruto de esta
reflexión de los diversos grupos se expondrá a lo larga de la mañana de hoy,
segundo día de la asamblea.