"Desde hace unos meses además de la misión de Lagarba tengo una nueva en Dhebiti, un pequeño poblado al que llego andando tras tres horas de camino por las montañas.
Las más de 178 familias cristianas de estas misiones son una pequeña isla, en medio de una población mayoritariamente musulmana. Siento un gran amor por estas gentes, son mis hermanos, mis hijos. Les estamos ayudando a construir casas porque antes solo tenían chozas de barro y paja.
Yo he venido aquí por la fe. Si un día me pasara algo, sabed que salí de mi país por la fe, por el amor a Cristo, para servir a la gente, para amarles, para ser testigo, y querría vivir cien años más para seguir haciéndolo.
Estoy feliz, la misión es un regalo que he recibido de Dios. Amigos estad serenos en las epidemias y confinamientos, Dios nos premiará nuestra fe".
Paul Schneider, misionero en Etiopía
Fuente: OMPPress.