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viernes, 9 de enero de 2015

EL MOVIMIENTO MISIONERO HACIA LAS PERIFERIAS

Fotografía
"Con el domingo del Bautismo del Señor acaba el tiempo de Navidad y volvemos al tiempo ordinario hasta que comencemos la etapa de la Cuaresma y la Pascua. Es muy frecuente que en los baptisterios haya una imagen del bautismo de Jesús en el Jordán. Este es un misterio de su vida que constituye una de sus manifestaciones; es una nueva epifanía que se añade a la epifanía de la llegada de los Reyes Magos y se completa con su manifestación en el milagro obrado en las bodas de Caná de Galilea.
El Bautismo de Jesús en el Jordán es el inicio de su misión mesiánica. Jesús quiso recibir el bautismo que administraba Juan, bautismo de conversión, sin que Èl necesitase el perdón de los pecados, pues él venía precisamente a quitar el pecado del mundo. Descender a las aguas del Jordán era ya un anuncio de la Pascua de Cristo: su muerte - que el llamó precisamente su <<bautismo>> y su resurrección, que destruiría el pecado y abriría a todos la puerta de la salvación.
Terminada la "epifanía" del Jordán, Jesús se dirige al desierto y después comienza su actividad misional en la Galilea de los gentiles, una zona de periferia con respecto a Jerusalén. ¿Qué nos indica este hecho a los cristianos de hoy? Algo que el Papa nos propone a menudo: ser una Iglesia "en salida", entregada y servidora del movimiento misionero hacia todas las periferias.
El Papa Francisco impulsa una pastoral misionera que mueva a toda la Iglesia a ir a todos los seres humanos. Ello implica pasar de una pastoral que él llama autoreferencial, sedentaria y estática, a otra abierta, itinerante. La pastoral debe concretar ese proceso misionero permanente que quiere ir hacia todos y llegar a todos. Especialmente se verifica en el deseo de la Iglesia por llegar a los últimos, a los olvidados que Dios no olvida.
La vida eclesial se realiza de una parte con la comunión que congrega y reúne, y por otra parte, con la misión que proyecta, que hace salir fuera y que dinamiza. Por eso, en nuestra actividad pastoral se ha de dar el doble movimiento permanente de ir hacia las periferias humanas y, a su vez, reunirse en el centro que es Cristo en la eucaristía. "Donde está Cristo, allí está todo el centro", dijo en frase bellísima una vez el Papa Benedicto XVI. Es el doble movimiento de la comunión y la misión.

Fragmento de la carta Dominical, domingo 11 de Enero de
Mons. Jose Ángel Saiz Meneses
Obispo de Terrassa