
La Iglesia en Kenema ha hecho un gran esfuerzo para concienciar a la población en las comunidades y parroquias, animar a tomar medidas de protección y proveer de alimentos y asistencia médica a muchas personas necesitadas. La diócesis está en una zona rural del este de Sierra Leona, en donde hay 16 parroquias, con 23 religiosas y 26 sacerdotes, locales y misioneros. La economía de la zona se basa en cultivos de subsistencia. La misma diócesis a la que todos los años ayudan las Obras Misionales Pontificias, había puesto en marcha un programa de varias etapas para no depender tanto de las ayudas que llegan de fuera, pero la pandemia lo ha vuelto papel mojado.
Es muy difícil controlar la situación porque como dice el mismo obispo de Kenema en su carta de petición: “muchos hogares están sobrepoblados, los vehículos están sobre cargados, la mayoría de las motocicletas llevan más de dos pasajeros, las personas se siguen abrazando y los niños siguen jugando en los patios”. La mayoría de los fieles de Kenema viven “on hand to mouth basis”, “en base de la mano a la boca”, comen lo que ganan cada día. Si un día no ganan nada, no comen. La diócesis apenas logra salir al paso a las muchísimas necesidades que surgen.
Las Obras Misionales Pontificias agradecen por ello la generosidad de tantas personas en el mundo que han apoyado el Fondo de Emergencia Internacional, creado por el Papa Francisco a través de Obras Misionales Pontificias, una ayuda que ya está llegando a las comunidades afectadas en los países de misión a través de las estructuras e instituciones de la Iglesia, que nunca, ni en guerras ni en crisis, han abandonado a la gente.
FUENTE: OMPRESS