
Y éste gastarse y desgastarse por Cristo y por la Evangelización ha de ser ahora tanto más apremiante para nuestra Iglesia cuanto más arrecian la secularización, el envejecimiento y muerte de nuestros evangelizadores y la tan acusada sequía vocacional.
Pero es más, el gastarse y desgastarse por Cristo y por la misión ha de ser asimismo referencia y guía inexcusable para la Iglesia misionera y en salida, que con palabras del Papa, tanto necesitamos todos, tanto necesita la humanidad. Una Iglesia misionera y en salida, una Iglesia evangelizadora y samaritana, en la que la misión compete, quizás más que nunca, a la entera comunidad eclesial, pastores y fieles.
Comienza un nuevo curso. Despedimos a un extraordinario evangelizador, a quien encomendamos a la misericordia de Dios. Y no se nos ocurre mejor homenaje a él y a tantos otros misioneros que ya han partido a la casa del Padre que reclamar para toda nuestra Iglesia éste gozoso, esperanzador y hasta agotador "gastarse y desgastarse" por Cristo y por la misión. No hay otro camino, no hay otra alternativa.
Fuente: Ecclesia digital 11/09/2018.