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lunes, 23 de julio de 2012

MISIONERO, Y ¿PORQUÉ NO?

El mural Iglesia en misión publicado por OMP para este verano de 2012 lleva como lema: "¿Voluntario? Sí, y misionero". Tiene como trasfondo los cientos de laicos que durante este tiempo de vacaciones, después de una adecuada preparación, parten como voluntarios a un territorio de misión. Son conscientes de la pobreza de se aportación, pero su disponibilidad les capacita para llenarse de realidades hasta ahora desconocidas para ellos.

    Vale la pena contemplar el mural. Abajo unos zapatos o zapatillas, que evocan el carácter itinerante del voluntario: estar disponible para partir adonde se le necesite. Esto contrasta con el ambiente "sedentario" de quien convierte sus vacaciones en un simple estar consumiendo las ofertas del momento. En la parte superior, el mapa del mundo, levemente insinuado, desvela que para el auténtico voluntario no existen fronteras. Cuatro fotografías de jóvenes, en plena actividad de voluntarios, son la expresión  de la solidaridad, con un denominador común: la sonrisa y la cercanía con los más débiles.
    A  la vez, el lema precisa un rasgo específico de este sector del voluntariado: su compromiso misionero. Junto a miles de jóvenes que entregan su vida o, al menos, una parte de su tiempo a una actividad solidaria, el voluntariado misionero lo hace porque siente que es enviado por Jesús. "Comprendéis lo que he hecho con vosotros?...para que lo que yo he hecho con vosotros, vosotros también lo hagáis" (Jn 13, 12.15), dijo el Señor después del lavatorio de los pies. El voluntariado misionero convierte así su compromiso de ayudar al  prójimo y de hacer presente la justicia entre los más pobres, su colaboración en la instrucción en los pueblos recónditos y su asistencia médica en lugares remotos en una actividad misionera en la que, con estos gestos, hace presente el Evangelio.
    El concepto de voluntario no puede quedar, sin embargo, reducido a quienes ofrecen parte de su tiempo a los otros, sino que alcanza su máxima expresión en los que hacen entrega de la totalidad de la vida a los más necesitados, anunciándoles el Evangelio e impulsando acciones de promoción social en favor de los más empobrecidos. Estos son los misioneros. El Santo Padre, en el Mensaje para la próxima Jornada Mundial de las Misiones, hace explícita mención de ésta disponibilidad para ir a ayudar a otras Iglesias más jóvenes. Esto es "signo de la fe que se transforma en caridad". Así lo hacen sacerdotes, religiosos y religiosas de todo el mundo, pero también numerosos laicos y hasta familias enteras, que dejan sus países de origen "y se van a otras Iglesias para testimoniar y anunciar el Nombre de Cristo".
    La entrega total del voluntariado misionero sigue siendo, además ejemplo para quienes han recibido el don de la fe. "se trata - como dice Benedicto XVI - de una expresión de profunda comunión, de un compartir y de una caridad entre las Iglesias, para que cada hombre pueda escuchar el anuncio que cura y, así, acercarse a los sacramentos, fuente de la verdadera vida". Y Dios, que no se deja ganar en generosidad, sorprende al voluntario con la luz necesaria para el discernimiento de su vocación. ¡Cuántos han descubierto su vocación misionera en la experiencia de un voluntariado laical y misionero!

Por D. Anastasio Gil García. Director Nacional de OMP