Jeeva, Montse, Benjamine y Javier. |
Dos
jóvenes españoles -un seminarista y una novicia-, un sacerdote indio y una
religiosa chadiana han tenido la oportunidad de contar cómo descubrieron su
vocación. Ha sido durante el encuentro que se desarrolló esta mañana en la sede
de Obras Misionales Pontificias (OMP), convocado conjuntamente por esta
institución, la Conferencia Episcopal Española (CEE) y la Conferencia Españolade Religiosos (CONFER).
Benjamine vivía en una zona musulmana en el norte del Chad. La primera
vez que vio a una monja tenía 7 años y solo recuerda "su velo". No
sabía "qué era" una monja, pero una amiga le había dicho que las
monjas se dedicaban "a evangelizar", y desde ese momento no hacía más
que repetir: "Quiero ser monja". Pero tanto el primer sacerdote al
que confió este deseo, como su padre y hasta el obispo que la confirmó, le
decían: "Eres pequeña, tienes que estudiar". Benjamine llegó a pensar
si esas personas "no querían que fuera monja".
Yeeva descubrió su vocación sacerdotal en India, cuando tenía 21 años,
y cree que esa vocación es "lo mejor que me ha pasado". Para Yeeva,
que proviene de una Iglesia que ha conocido la persecución, seguir a Cristo le
"nace del corazón".
Maria Jeeva Arulandu, sacerdote de los Misioneros del Verbo Divino, y
Kimala Nanga Benjamine, hoy ya Misionera Comboniana, recibieron la llamada al
sacerdocio y a la vida religiosa en un contexto cultural y geográfico muy
distinto al de Javier Cedrón, seminarista del Seminario Mayor de Madrid, y
Montse Chías González-Blanch, juniora de las Esclavas del Sagrado Corazón de
Jesús, ambos españoles.
Las vocaciones de estos jóvenes ponen de manifiesto que "el Señor
sigue llamando", que la vocación no es una cuestión de "números"
y que los que hoy llegan al sacerdocio o a la vida religiosa siguen haciéndolo
"con la misma pasión por Jesucristo de siempre". Para ellos, "no
falta la llamada, sino, tal vez, la respuesta".
Benjamine y Yeeva, como Javier y Montse, admiten que las dificultades
pueden surgir en el camino. A veces tienen que ver con el contexto en el que
nace la vocación: para Benjamine fue difícil que su familia comprendiera que
quería "consagrar su vida, en lugar de tener marido e hijos". Otras
veces, con un determinado "estilo de vida". Montse renunció a unos
planes que había ido construyendo a su medida: había ganado las oposiciones
para el Magisterio de Educación Física, se había independizado, tenía novio.
A veces la vocación puede tardar en despertar. Como dijo Javier,
"me habían hecho un regalo que todavía no había abierto". Pero cuando
la llamada es del Señor, acaba triunfando sobre todo lo demás.
La 52 Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones y la Jornada de
Vocaciones Nativas, que se celebrarán el próximo domingo 26 de abril, con el
lema "¡Qué bueno caminar contigo!", han sido la ocasión para que
estos jóvenes hagan visible su realidad. Ellos y ellas esperan nuestra oración
y nuestra ayuda.
Nota de prensa de OMPress.